¿Qué debes saber sobre las vacunas para las alergias? Llega la primavera y con ella las alergias. Las alergias se han convertido en una de las pandemias más comunes del siglo XXI.
El número de afectados crece de manera continua y la cantidad de pólenes y esporas alergénicas que se registran va también en aumento.
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¿Qué debes saber sobre las vacunas para las alergias?
Hablamos con el Dr. Alfons Malet, Jefe del Servicio de Alergia e Inmunología Clínica del Centro Médico Teknon, Grupo Quirónsalud, para que nos explique si las vacunas pueden ser una solución para frenar los efectos de las alergias y en qué casos se recomienda.
La vacuna antialérgica, o la inmunoterapia específica, consiste en administrar pequeñas dosis progresivas del mismo alérgeno al que un individuo está sensibilizado con el objetivo de disminuir el nivel de sensibilización y suprimir los síntomas que ésta causa. Es decir, para que el cuerpo se acostumbre al alérgeno y ya no reaccione ante él.
El material alergénico que se administra, debidamente modificado para suprimir los efectos secundarios e incrementar su capacidad de estimular el sistema inmunológico, es la vacuna antialérgica.
La inmunoterapia se aplica en medicina desde hace más de cien años y según la Organización Mundial de la Salud es el único tratamiento, hasta la fecha, que puede modificar favorablemente el curso natural de algunas enfermedades alérgicas.
¿En qué casos está indicada la vacunación antialérgica?
Este tratamiento tiene indicaciones precisas en asma bronquial y rinitis alérgicas, así como en la alergia a himenópteros. Y actualmente existe cierta experiencia con algunos alimentos como el melocotón.
Para que una vacuna específica pueda ser indicada deben cumplirse los siguientes requisitos:
- La enfermedad es debida a una reacción inmunológica mediada por la inmunoglobulina E (IgE), demostrable por pruebas cutáneas, análisis y si es necesario por pruebas de provocación.
- Se ha identificado perfectamente cuál o cuáles son los alérgenos desencadenantes y se dispone de extractos debidamente estandarizados y aptos para efectuar un tratamiento sistémico.
- El paciente no sufre ningún tipo de deficiencia inmunológica que pueda hacer ineficaz la inmunoterapia.
- El balance entre beneficio y riesgo del tratamiento se decantan claramente por el primero.
- El paciente o sus familiares, en caso de niños, conocen perfectamente las características de la inmunoterapia, las acepten y están en condiciones de aplicarla correctamente y de acudir a los controles necesarios para adecuar y vigilar el tratamiento.
Inmunoterapia y sus efectos beneficiosos
La inmunoterapia puede mostrar sus efectos beneficiosos pocos meses después de su inicio, pero la consolidación de los mismos se alcanza habitualmente entre 3 y 5 años. Los resultados son mejores en enfermos con un solo tipo de alergia, pero es posible administrar dos o más alérgenos de forma simultánea, obteniéndose la desensibilización para cada uno de ellos.
La vacunación puede ser inyectable por vía subcutánea o de administración sublingual. Es reconocido que las vacunas inyectables con extractos de depósito son las más utilizadas, aunque también son las que pueden presentar más efectos secundarios. No obstante, éstos son muy escasos y en la inmensa mayoría de los casos se limitan a alguna reacción local en el punto de inyección.
La inmunoterapia se administra de forma continua a lo largo del año o bien en pautas llamadas preestacionales en algunos pacientes alérgicos a determinados pólenes de plantas o árboles con periodos cortos de polinización (por ejemplo, el ciprés). La pauta más adecuada se establece de forma individualizada para cada paciente y situación.
Reacciones a la vacuna
Es necesario que el paciente permanezca en observación en la consulta unos 30 minutos después de cada inyección por si tiene alguna reacción tras la administración de la vacuna.
Las reacciones son muy poco frecuentes y pueden ser de intensidad leve (urticaria localizada, rinitis), moderada (asma, angioedema) o severa (reacción anafiláctica).
Cualquier paciente que reciba inmunoterapia debe ser controlado periódicamente por el especialista, preferiblemente varias veces al año y en especial en periodo de inducción, hasta llegar a la dosis de mantenimiento.
La inmunoterapia es un tratamiento largo que debe aplicarse durante un mínimo de tres años para consolidar los efectos sobre el sistema inmunológico del paciente. Por ello, el paciente debe estar concienciado, mantener el contacto con el especialista que lo trata y mostrarse colaborador en todo momento.
Por su parte, el alergólogo debe dar apoyo al paciente en el tratamiento con vacunas y estar disponible para responder a sus consultas y atenderlo en caso de necesidad.