Los consejos de la Dra. Verónica Morín para aprender a gestionar el estrés. Este es el titular que hemos elegido para mostraros la entrevista a esta mujer uruguaya que un día decidió dedicar su vida a enseñarnos la importancia de cuidar nuestra salud física y mental.
La autora del libro Vivir con Estrés nos descubre a la orgullosa mamá, su reto superado con éxito de la dislexia y su enorme capacidad para comunicar y llevar a todo el mundo sus consejos a través de la imagen, la voz y la escritura.
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Los consejos de la Dra. Verónica Morín para aprender a gestionar el estrés
En esta entrevista, conversamos largo y tendido con la Dra. Morín con la idea de conocer mejor a la profesional de la salud física y mental, pero también a la persona, Verónica, con sus inquietudes y con su forma de enfrentar la vida.
Doctora, nos gustaría conocerla un poco mejor. ¿Qué nos puede contar sobre usted?
Primero que nada, soy mamá, orgullosa mamá de Agustina, una joven de 21 años que está a punto de convertirse en ingeniera.
Soy médica uruguaya, especializada en Medicina Laboral, Medicina Familiar y Dirección de Empresas.
Desde hace más de veinte años acompaño a personas y organizaciones en la búsqueda de una vida más saludable, no solo desde lo físico, sino también desde lo emocional y lo relacional.
Dirijo la Clínica del Estrés, un espacio que integra ciencia, medicina y coaching para abordar el estrés desde una mirada integral. Además, me desempeño como Directora Ejecutiva del Área de Salud en Somos Uruguay y Directora de Evaluaciones y Psicotécnicos en SIISDET (Colombia).
Mi vocación es tender puentes entre el conocimiento científico y la vida cotidiana, ayudando a las personas a convivir con el estrés sin que este las domine, y a transformarlo en una oportunidad de crecimiento, equilibrio y bienestar.

¿Y como es Verónica, la mujer, fuera del trabajo?
Fuera del ámbito profesional, amo a los animales, viajar y disfrutar de las tareas del hogar, especialmente el cuidado del jardín, donde encuentro una forma simple y profunda de conectar con la calma y la naturaleza.
También quiero compartir que soy disléxica, algo que elijo contar siempre porque considero importante visibilizarlo.
He dedicado gran parte de mi vida a estudiar, formarme y alcanzar los objetivos académicos que me propuse, y lo menciono como un mensaje de esperanza para otros niños, jóvenes y adultos que viven con este trastorno del aprendizaje tan frecuente.
La dislexia no tiene nada que ver con la inteligencia ni con la capacidad de lograr los sueños; simplemente implica recorrer un camino distinto, con más conciencia, esfuerzo y sensibilidad.
El estrés forma parte de nuestra vida y no tiene por qué ser malo, salvo cuando perdemos el poder de gestionarlo. ¿Por eso se decidió a escribir el libro Vivir con Estrés?
Exactamente. Escribí Vivir con Estrés porque quise desmitificar la idea de que el estrés es siempre el enemigo. No podemos eliminarlo: forma parte de la evolución humana y de nuestra capacidad de adaptación.
El problema aparece cuando nos desconectamos de nosotros mismos, cuando perdemos la habilidad de autorregularnos. En ese punto, el estrés deja de ser una fuerza vital para convertirse en una carga que enferma.
Mi libro invita a reconciliarse con el estrés, a comprenderlo, medirlo y transformarlo en energía consciente.

¿Por qué debemos leer su libro y qué vamos a aprender?
Vivir con Estrés ofrece una mirada real, empática y aplicable. Sin fórmulas mágicas, brinda herramientas concretas para entender cómo funciona el estrés en el cuerpo, la mente y las emociones.
Su lenguaje es claro, accesible y cercano, permitiendo que cualquier lector pueda comprender —de forma didáctica— las bases científicas y fisiológicas del estrés, así como los fundamentos médicos y neurobiológicos de los tratamientos propuestos.
El lector encontrará tests de autoevaluación, reflexiones, ejercicios de autoconocimiento y estrategias basadas en evidencia médica y neurociencia.
Es un libro para aprender a escucharse, priorizarse y vivir con propósito.

Usted dirige la Clínica del Estrés. ¿Qué le preocupa a sus pacientes y por qué acuden a pedir ayuda profesional?
La mayoría llega diciendo “no puedo más” o “siento que perdí el control”. Lo que realmente traen es agotamiento emocional, falta de tiempo propio, y una desconexión profunda entre lo que hacen y lo que sienten.
Muchos creen que están fallando cuando en realidad su cuerpo les está avisando que necesitan un cambio.
En la clínica trabajamos con un modelo multidimensional que incluye evaluación médica, análisis psicofisiológico, tests validados y acompañamiento personalizado. El objetivo no es sólo reducir síntomas, sino recuperar equilibrio, salud y sentido.
¿Por qué nos empeñamos en vivir estresados? ¿Es la sociedad, el trabajo o la forma de vida?
Es un poco de todo. Vivimos en una cultura que premia la productividad más que el bienestar. Nos acostumbramos a correr, a competir, a demostrar.
Pero también hay un factor emocional: confundimos el valor personal con el rendimiento. Aprendemos desde pequeños que ser útiles o estar disponibles nos da aprobación.
El desafío actual es aprender a frenar sin sentir culpa y redefinir qué significa éxito. No todo lo que brilla en el exterior está en equilibrio por dentro.
¿Qué pasos debemos dar para afrontar un problema de estrés? ¿Es posible controlarlo y evitar males mayores?
Sí, es posible y necesario. El primer paso es reconocer los signos tempranos: fatiga constante, insomnio, irritabilidad, olvidos o falta de motivación.
El segundo, pedir ayuda profesional antes de que el cuerpo y la mente colapsen.
Y el tercero, incorporar hábitos restauradores: descanso real, alimentación consciente, movimiento corporal, vínculos sanos y límites claros.
Gestionar el estrés no significa eliminarlo, sino aprender a bajar el volumen del ruido interior antes de que se transforme en ansiedad o depresión.

Usted trabaja desde Uruguay, pero viaja constantemente y su libro llega a todo el mundo. ¿Es diferente, por ejemplo, el estrés en América Latina que en Europa?
El estrés tiene raíces universales, pero su forma de manifestarse depende profundamente de la cultura.
En América Latina, observo desde hace años un alto nivel de estrés asociado a la inestabilidad laboral y económica, a la falta de tiempo personal y a las dobles o triples jornadas, especialmente en las mujeres, que siguen sosteniendo gran parte del cuidado familiar y emocional.
En Europa, en cambio, encuentro con frecuencia un estrés más silencioso, vinculado a la soledad, la desconexión afectiva y el vacío existencial que muchas veces acompaña a estilos de vida altamente funcionales pero emocionalmente deshabitados.
Son caras distintas del mismo fenómeno: la falta de equilibrio entre hacer, tener y ser.
Desde hace más de diez años, tengo el privilegio de visitar universidades y centros académicos en distintos países, dictando seminarios y conferencias sobre el estrés y la salud emocional. Esa experiencia internacional me ha permitido comprender que, aunque cambien los contextos, la búsqueda de equilibrio, sentido y bienestar es universal.
¿La población es consciente de que debe cuidar también la salud mental?
Cada vez más personas comprenden que la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino un equilibrio dinámico entre cuerpo, mente y entorno.
La pandemia aceleró esa toma de conciencia colectiva: nos mostró con claridad que no hay salud física sin salud mental, ni bienestar emocional sin descanso fisiológico. Nos obligó a detenernos, a escuchar el cuerpo y a repensar nuestras prioridades.
En ese contexto, mi labor divulgativa se volvió aún más necesaria.
Busco acercar el lenguaje médico a la vida cotidiana, traducir la ciencia en palabras simples y útiles, para que cada persona pueda comprender lo que le ocurre y tomar decisiones informadas sobre su bienestar.
Felizmente, tengo una actividad muy activa en los medios, algo que me llena de alegría, porque me permite llegar a más personas, sensibilizar sobre la salud emocional y generar espacios de reflexión colectiva.
A través de programas radiales, entrevistas, conferencias y columnas en distintos medios, sigo convencida de que la información es una herramienta poderosa de prevención y que educar en salud es una forma profunda de cuidar.

Usted es referente en salud laboral. ¿Cómo podemos abordar el estrés en el trabajo?
Primero, reconociendo que el estrés laboral no es un signo de debilidad, sino una señal de desajuste entre las demandas y los recursos disponibles.
Las empresas deben pasar de la prevención pasiva a la gestión activa del bienestar.
Eso implica liderazgo saludable, políticas de autocuidado, detección precoz del burnout y acompañamiento psicoemocional.
Un entorno laboral sano no sólo reduce el estrés, también multiplica la productividad, el compromiso y la creatividad.
Cuando alguien cercano nos confiesa que sufre estrés, ¿cómo deberíamos responder?
Con empatía y sin juicio. Evitemos frases como “no te pongas así” o “todos estamos igual”, porque aunque sean bienintencionadas, minimizan el sufrimiento del otro y cierran el espacio para hablar.
Cada persona vive el estrés, la ansiedad o el dolor emocional de una manera única, según su historia, su contexto y sus recursos internos.
Lo más importante es escuchar de verdad, con presencia y respeto. Validar su emoción, mostrar disponibilidad y, si es necesario, sugerir ayuda profesional, sin imponerla ni culpabilizar.
A veces el simple hecho de que alguien sienta que puede hablar sin ser interrumpido, juzgado o etiquetado, ya representa una enorme forma de alivio.
El acompañamiento humano es el primer paso de toda recuperación, porque el vínculo —la posibilidad de sentirse visto, comprendido y contenido— tiene un poder terapéutico en sí mismo.

Su libro también incluye una parte práctica. ¿Qué nos propone en esas páginas?
Propongo un viaje de autoconocimiento: un recorrido que combina ciencia, introspección y práctica cotidiana.
Cada capítulo ofrece herramientas para reconocer los propios patrones de estrés, ejercicios de respiración y relajación, rituales de pausa consciente y espacios de reflexión para reconectar con el propósito personal.
Se recomienda leer el libro acompañado de un cuaderno de notas o diario personal, para ir registrando las prácticas, pensamientos y emociones que surgen a lo largo del proceso. Anotar lo vivido transforma la lectura en una experiencia activa, donde el conocimiento se vuelve autoconciencia y acción.
Más que aprender a manejar el estrés, este método integral —basado en evidencia médica y neurocientífica— enseña a habitar el presente, cultivar la calma y construir resiliencia emocional, paso a paso, desde la escucha interior. Porque cada palabra, cada pausa y cada reflexión son parte del camino hacia una vida con más equilibrio, claridad y sentido.
Si tuviera que resumir en una frase cómo disfrutar de una vida equilibrada y saludable…
Simplemente diría: El equilibrio, se entrena. Se entrena cada día, en las decisiones pequeñas, en la forma de respirar, de trabajar, de vincularnos. Es un acto de conciencia y amor propio.

¿Habrá una segunda parte de Vivir con Estrés?
En 2024, cuando me invitaron a presentar Vivir con Estrés en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), esa fue una de las preguntas más frecuentes… ¡y estábamos apenas en su lanzamiento!
Vivir con Estrés es un libro que tardé más de dos años en escribir y, podría decir, quince en pensarlo.
Hoy me alegra profundamente saber que se utiliza como material de estudio en dos escuelas de medicina, para que los futuros profesionales de la salud comprendan la fisiología y la emocionalidad del estrés, y puedan aplicar estas herramientas diagnósticas y terapéuticas en su práctica clínica.
Por todo eso, creo que Vivir con Estrés no tendrá una segunda parte, pero sí nuevas ediciones y formas de seguir creciendo. Porque más que un libro, se ha convertido en un camino compartido de aprendizaje, que sigue vivo en cada lector que se anima a mirarse con honestidad, calma y curiosidad.
Muchas gracias, doctora, y enhorabuena por su trabajo
La agradecida soy yo por la oportunidad de pereznoesraton.com, que me permite difundir estos temas y seguir generando conciencia sobre la importancia de cuidar la salud mental y emocional.
Hablar de estrés, de bienestar y de equilibrio no es solo una cuestión médica, sino también una forma de construir una sociedad más humana, más empática y más consciente. Gracias por ayudarme a llevar este mensaje a más personas.
Puedes seguir a la Dra. Verónica Morín en laclinicadeestres.com y en sus redes sociales:
Todas las claves para aprender a ‘Vivir con estrés’ – Dra. Verónica Morín



