¿Por qué debemos valorar y cuidar el sentido de la vista? Continuamos aportando información profesional sobre el sentido de la vista.
Y lo hacemos con una nueva serie de artículos de Silvia Edo, Óptica Optometrista en EDO ÒPTICS.
Silvia está especializada en visión infantil, en diagnóstico y tratamiento de las anomalías binoculares, terapia visual y problemas de aprendizaje. Es Psicomotricista y Practicant Tomatis® Nivel 2.
Te lo contamos en pereznoesraton.com, el portal profesional exclusivo de IPDGrupo.com que te ofrece información para decidir sobre salud, salud visual y bienestar.
¿Por qué debemos valorar y cuidar el sentido de la vista?
Silvia Edo, Óptica Optometrista
La visión es algo que solemos dar por sentado, porque está presente desde que nacemos y es esencial para nuestro desarrollo, percepción y comprensión del mundo.
Pero, ¿realmente le damos la importancia que tiene en el crecimiento personal, en cómo nos ayuda a construir nuestro carácter y a entender lo que nos rodea?
¿Sabías que el 85% de la información que llega al cerebro, en personas videntes, lo hace a través de la visión? ¿Y que, incluso el resto de la información que percibimos por los otros sentidos, el sistema visual la reunifica y le da sentido?
Por eso, consideramos la visión como un bien muy preciado. Pero, por mi experiencia, me pregunto: ¿las personas que hemos nacido con ella, que la tenemos como algo natural, hasta qué punto le damos realmente el valor que merece?

Ver de forma natural: ¿un privilegio poco valorado?
Existe un dicho antiguo que dice que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Aunque cada vez hay más personas concienciadas con el cuidado de la visión, lo cierto es que la percepción del propio cuerpo y su bienestar ha cambiado con los años.
Hoy en día, muchas personas practican actividades para relajar el sistema nervioso; la meditación, por ejemplo, ayuda a mantener una visión más natural y relajada.
Algunos optan por explorar métodos que promueven cambios profundos en los hábitos de vida, combinando aspectos energéticos y holísticos, el uso de ciertos filtros y el rechazo a las gafas convencionales.
Y aunque en muchos casos se logran mejoras, no todo el mundo tiene la constancia y el compromiso que este tipo de cambios requiere.
Lo cierto es que deberíamos poder ver de forma natural, sin necesidad de métodos o ayudas externas. La visión forma parte de uno mismo y se desarrolla y evoluciona con la maduración del sistema nervioso en relación con la sensorio motricidad.

El aumento de la miopía: una realidad global
Aunque hay bebés que nacen con miopía, no es lo más habitual. La miopía suele desarrollarse por tres factores principales:
- Genética, aunque a veces salta generaciones.
- Etapas evolutivas, especialmente durante la adolescencia.
- Factores ambientales y de hábitos, sobre todo el uso prolongado de pantallas, la exposición constante a luces LED y la falta de actividades al aire libre.
Cada vez vemos más casos en edades muy tempranas, incluso en etapa infantil, lo cual ha llevado a considerar la miopía como una pandemia, y debemos poner de nuestra parte para que eso no sea así.
Gafas: ¿para todo o para cada momento?
Cuando nuestra visión cambia y no estamos dispuestos, o no podemos, a mantener una rutina constante de higiene visual, ejercicios o relajación ocular, es habitual que recurramos a las gafas. ¿Eso es bueno o malo?
No hay una respuesta única. Cada persona debería sentirse libre de decidir cómo quiere cuidar su visión, según su estilo de vida.
A menudo escucho frases como “las gafas son malas” o “crean dependencia”. Pero más allá de mitos, lo cierto es que puede resultar frustrante depender de gafas, lentillas o incluso plantearse una cirugía para ver bien.
Y, sin embargo, nuestra visión evoluciona a lo largo de la vida en función de cómo nos cuidamos, cómo nos hablamos a nosotros mismos y cómo nos relacionamos con nuestro entorno.

Gafas, más que una herramienta óptica
Entonces, me pregunto: ¿qué tiene de negativo usar gafas si eso nos permite ver con nitidez, sin forzar el sistema visual ni cambiar drásticamente nuestra rutina?
Hoy en día, las gafas no son solo una herramienta óptica: son también una parte de nuestra identidad, incluso un accesorio de estilo. Por eso vale la pena preguntarse: ¿realmente un solo par puede cubrir todas nuestras necesidades visuales?
Piensa en tu día a día. No usas la vista igual cuando estás frente al ordenador, conduciendo, haciendo deporte o leyendo por la noche. Entonces, ¿por qué escogemos unas únicas gafas para todo? Explorar diferentes opciones según tu estilo de vida no solo mejora tu visión, también tu bienestar.

¿Gafas para todo o gafas para cinco momentos?
Gafas para trabajar frente a pantallas (1)
- Filtro azul: puede reducir la fatiga visual digital y minimizar la exposición a la luz.
- Antirreflejante: mejora el contraste y reduce los reflejos molestos.
- Graduación personalizada: esencial si pasas más de 4 horas delante del ordenador.
No todos necesitamos filtro azul. Consulta con tu óptico-optometrista antes de lanzarte a por unas.
Gafas para conducir (2)
- Lentes polarizadas o con antirreflejo: ideales para la conducción diurna.
- Filtros de contraste: mejoran la visión nocturna y reducen el deslumbramiento.
- Fotocromáticas: perfectas si conduces con cambios frecuentes de luz.
Unas gafas específicas para conducir pueden mejorar tu seguridad… ¡y la de los demás!
Gafas para hacer deporte (3)
- Montura envolvente y resistente.
- Material antideslizante, que se mantenga en su sitio, aunque sudes.
- Lentes adaptadas al deporte (ciclismo, running, pádel…), con protección UV.
Si hay polvo o viento, unas gafas deportivas graduadas pueden ser otra opción a las lentillas.
Gafas para leer y descansar la vista (4)
- Lentes ocupacionales o progresivas personalizadas: cómodas para quienes cambian constantemente de distancia de enfoque.
- Ideales para quienes alternan pantallas con papel.
Aplica la regla 20-20-20 para cuidar tu visión: cada 20 minutos, mira 20 segundos a 6 metros de distancia.
¿Y si no llevas gafas? (5)
Incluso si no necesitas corrección visual, tus ojos agradecerán una ayuda extra:
- Filtro solar.
- Protección contra pantallas.
- Antirreflejante sin graduación, simplemente para aumentar tu confort.
Tus gafas también pueden ser un accesorio de estilo… ¡y una herramienta de salud!
Cuidar tu visión es mucho más que ver bien
Cuidar de nuestra visión es mucho más que ver bien: es atender a una parte esencial de nuestro bienestar y de nuestra forma de vivir el mundo. Ya sea a través de hábitos saludables, del uso de gafas o simplemente con una mayor conciencia de cómo usamos nuestra vista, lo importante es no darla por sentada.
Porque ver con claridad no siempre depende solo del enfoque óptico, sino también de nuestra perspectiva personal. A veces, basta con mirar con otros ojos… para ver mejor.
Si optas por las gafas, recuerda: elegirlas va más allá de una cuestión estética o puntual. Es una forma de cuidarte de verdad. No necesitas un armario lleno de monturas, pero sí preguntarte si la única que usas lo hace todo por ti… o si ha llegado la hora de diversificar.
¿Te gustaría saber qué gafas se adaptan mejor a tu estilo de vida? Visita a tu óptico-optometrista porque es el profesional que conoce tu visión y puede ayudarte a encontrar la opción más adecuada para ti.
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