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La importancia de cuidar la visión en la infancia

Silvia Edo – Óptica Optometrista – EDO ÒPTICS.

La importancia de cuidar la visión en la infancia. Continuamos aportando información profesional sobre el sentido de la vista.

Y lo hacemos con una nueva serie de artículos de Silvia Edo, Óptica Optometrista en EDO ÒPTICS.

Silvia está especializada en visión infantil, en diagnóstico y tratamiento de las anomalías binoculares, terapia visual y problemas de aprendizaje. Es Psicomotricista y Practicant Tomatis® Nivel 2.

Te lo contamos en pereznoesraton.com, el portal profesional exclusivo de IPDGrupo.com que te ofrece información para decidir sobre salud y bienestar en el día a día.



La importancia de cuidar la visión en la infancia

Silvia EDO, Óptica Optometrista

En los primeros 6 años de vida aprendemos a ver. La visión se construye de forma natural a partir del momento en que nacemos, aunque las estructuras y anexos de los ojos se forman durante el embarazo.

Por una parte, la luz que entra en los ojos se enfoca en la retina para que el sistema nervioso transmita la información al cerebro: para comprender y percibir de forma neurológica y visual.

Por otra parte, desde el nacimiento hasta los siete años, aprendemos a ver con las experiencias vitales que experimentamos.

A partir de los siete años, el sistema visual debería estar desarrollado en su totalidad, convirtiéndose en la base para los futuros aprendizajes.

Silvia Edo, Óptica Optometrista en EDO ÒPTICS.

¿Por qué son importantes los periodos Pre y Post natal?

Normalmente, se asocia la percepción visual a la sensación de placer que proviene de la madre por el tiempo que el feto ha vivido en su vientre. Ahora sabemos que en el periodo pre y post natal, es importante que la relación madre-bebé esté sostenida por la existencia de amor entre la figura paterna y materna.

En los primeros meses de vida, el bebé no identifica los rostros que se le aproximan. Pero sí percibe y conoce cualquier estado afectivo que haya vivido a través del vínculo que se establezca por parte de los dos progenitores con gestos, posturas, caricias…. y que generan un clima de seguridad y un intercambio de felicidad.

Por este motivo, la figura paterna también es muy importante porque ayuda a estimular las funciones visuales de forma sana y contribuye por igual en la construcción psíquica y visual del bebé.

Estimular las funciones visuales de forma sana

Estos factores facilitan que la visión englobe el trabajo coordinado de los dos ojos y la comprensión de la interacción entre los procesos sensoriales del tacto, el sistema vestibular, el sistema auditivo y el sistema motriz.

Por lo tanto, podemos decir que el desarrollo de la visión es el resultado de la integración de los procesos emocionales-sensoriales-motrices de la persona (Da Fonseca, 1988).

Da Fonseca. Ontogènesis de la motricitat (1988).

¿Cómo aprendemos a ver?

En la fase pre natal, por una parte, se observa que hay respuesta motriz sin previa estimulación sensorial porque los músculos suelen moverse espontáneamente.

Por otra parte, las estructuras oculares se desarrollan en el siguiente orden:

  • En los primeros cuarenta días desde la concepción se forman ojos, retinas, córneas y cristalinos.
  • A partir de los tres meses empieza a existir movimiento en convergencia de los ojos.
  • Al sexto mes el control muscular de los ojos es más evidente y la retina es más sensible a la luz.
  • A partir de los ocho meses ya existe sinergia entre los ojos y la cabeza, los párpados se separan y los ojos se empiezan a hacer visibles.

En la fase post natal, la sensibilidad precede a la motricidad. Cualquier estímulo que llegue por la vista, el oído, el olfato, el tacto, el gusto estimulará uno o varios movimientos. Por ejemplo, si el bebé escucha un ruido (estimulo sensorial auditivo) creará el movimiento de giro de la cabeza y de los ojos para localizar el ruido.

El bebé primero estimula las conexiones visuo-motrices y audio-motrices cuando a los ocho meses adquiere la postura de sentado. Relaciona la visión con la motricidad cuando manipula y experimenta con los objetos cercanos.

Posteriormente, el bebé tiene  la necesidad de descubrir los objetos más lejanos y empieza a gatear, levantarse y andar. De media necesita doce meses para levantarse, dos años para saltar y tres años para correr de forma controlada.

Cualquier desequilibrio entre las funciones de ambos ojos o disfunciones en cualquier o todas las habilidades y capacidades visuales, puede llevar a dificultades que no requieran corrección óptica pero que se pueden estimular o tratar con terapia visual y motriz.

Fases del aprendizaje y del desarrollo

El fundamento para que todo el proceso de ver se desarrolle lo mejor posible se debe a la maduración de las diferentes funciones sensoriales.

Los sistemas sensoriales son fundamentales para entender el movimiento, Además, también son fundamentales en el conocimiento de las coordenadas básicas de la identidad personal que son el tiempo y espacio.

Por eso, la etapa sensoriomotriz o de vivencia corporal (0 a 3 años), sigue la siguiente evolución:

  • 3 meses – Es cuando se producen los cambios más importantes. El sistema visual se empieza a utilizar de forma coordinada. Los ojos se estimulan con el ruido, el gusto, el olfato, etc.
  • 9 meses – El sistema visual es bastante bueno. Los movimientos de los ojos y la capacidad de enfoque son más suaves y precisos. La imagen visual se forma conjuntamente con las percepciones propioceptiva coincidiendo con el estadio de Lacan (el YO corporal).
  • 12 meses – Debería caminar con facilidad, construye torres, coge objetos y se los acerca para verlos.
  • 2 años – Si puede saltar es indicativo de un equilibrio bien dominado.
  • 3 años – Pueden aparecer estrabismos y ambliopías. Importante hacer revisión para ver la evolución visual del niño.
A partir de los siete años, el sistema visual debería estar desarrollado en su totalidad, convirtiéndose en la base para los futuros aprendizajes.

Terapia visual y motriz

En la etapa simbólica o de percepción del propio cuerpo (3 a 6 años) lleva a la relación con el espacio–tiempo.

El niño convierte su cuerpo en un objeto más en el espacio, siendo este el punto de referencia para su organización. Organiza su espacio a partir de sus necesidades físicas y afectivas, gracias a ello las habilidades visuales consiguen madurar de forma equilibrada.

Cualquier desequilibrio entre las funciones de ambos ojos o disfunciones en cualquier o todas las habilidades y capacidades visuales, puede llevar a dificultades visuales que no requieran corrección óptica pero que se pueden estimular o tratar con terapia visual y motriz.



Cinco factores que influyen en la evolución visual

Información genética (1)

La información genética son las características que heredamos de nuestros padres.

Condicionantes afectivos entre adultos e niños (2)

«La vitamina psicológica del crecimiento, un niño para crecer necesita sentirse querido». (Maria Montessori).

Física del entorno (3)

A nivel Psicomotor, la maduración motriz-neurocognitiva depende del sistema de referencia y de cómo se relaciona con su entorno.

Hasta los seis años, somos un todo (emoción, cuerpo y pensamiento). A partir de los siete años, hay una separación del cuerpo y de la mente.



Revisiones preventivas de las habilidades visuales (4)

Están indicadas para control y seguimiento de la evolución del desarrollo visual:

  • entre los 6 y 8 meses
  • 12 meses
  • 3 años
  • 6 años

Hacer ejercicios visuomotores (5)

Los ópticos optometristas especializados en terapia visual son los que asesoran de manera preventiva o terapéutica qué ejercicios permiten estimular o mejorar las habilidades visuales.

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